¿Por qué los derechos animales son una cuestión feminista? 👯🐾🐄

El feminismo trata, ante todo, de luchar contra el modo en que el patriarcado ignora los intereses y la subjetividad de ciertos sujetos en beneficio de otros, que han sido designados de forma arbitraria como “superiores”.

Algo que da bastante miedo es que la vulnerabilidad percibida de los animales se utiliza como una justificación implícita para su abuso. En otras palabras, precisamente debido a que los animales no pueden defenderse, darnos o negarnos su consentimiento, u organizar su oposición, los humanos sentimos que podemos hacer lo que nos plazca con ellos, muchas veces bajo la apariencia de velar por sus intereses.

Existen una serie de barreras que impiden que se considere la situación de los animales como opresiva. Como resultado, podría no ser obvio por qué algunas feministas consideran que esta es una cuestión feminista.

Pero sí es una cuestión feminista. A continuación, a modo de resumen, cinco razones que lo justifican:

1. Los cuerpos de los animales son cosificados también

Ser cosificado significa que el propio cuerpo y la propia vida existen para el placer o beneficio de otros.

La cosificación de los animales ha tenido tanto éxito que les hemos despojado completamente de su subjetividad: existen para nuestro beneficio.

2. Los cuerpos de los animales son utilizados para normalizar la cultura de la violación

Los animales tienen sexos. Las torturas infligidas a los animales, por consiguiente, serán específicas a su sexo y no sorprende que, para las hembras, su capacidad reproductiva determina, de manera abrumadora, cómo se controlará sus cuerpos.

La ganadería intensiva, pero también las medidas aplicadas en las granjas “felices”, institucionalizan el sexo forzado y sistemas violentos de opresión. La mayoría de los animales a los que se mata cada año son sacrificados a través del sistema de ganadería industrial. Las hembras sufren una vida de violaciones repetidas y embarazos perpetuos, y una vez exhaustas, se las mata.

3. La violencia doméstica perjudica a los animales

En un artículo del New York Times, Diana S. Urban, representante demócrata de Connecticut, declaró que “el abuso hacia los animales es uno de los cuatro indicadores que los perfiladores del FBI utilizan para evaluar el potencial de comportamiento violento”.

Hay una clara correlación entre hacer daño a animales no humanos en la infancia y manifestar comportamientos violentos hacia seres humanos más adelante en la vida adulta.

La correlación entre la violencia contra los niños y las mujeres y la violencia hacia los animales no humanos demuestra cómo el patriarcado perjudica a aquellos con menos poder.

4. La interseccionalidad debe incluir a todos los grupos oprimidos

El lenguaje que rodea a los animales no humanos hace uso constante de una jerarquía moral que sugiere que ciertos cuerpos son más valiosos que otros, proponiendo en consecuencia que la situación de ciertos grupos es más importante o significativa que la de los demás.

La interseccionalidad es un desarrollo teórico que nos ayuda a lidiar con actitudes como estas. La interseccionalidad nos ayuda a ver las conexiones entre sistemas de opresión.

La realidad es esta: las personas de color, las mujeres, las personas con capacidades diferentes, la comunidad LGBTQ+, etc. lo tienen bastante mal. Y los animales lo tienen también mucho peor, especialmente aquellos que se supone que nos son útiles solo en la medida en que los podemos consumir, ya sea en forma de carne o de productos lácteos.

5. Nuestra sociedad también cuenta mentiras sobre los animales

La mayoría sabemos que ciertos argumentarios culturales se utilizan para naturalizar comportamientos problemáticos.

Vemos esos argumentos que dicen “bueno, los hombres son más sexuales que las mujeres” para explicar por qué las películas muestran predominantemente a mujeres desnudas y no a hombres desnudos. Utilizamos el mismo argumento para explicar por qué ocurre la violación. Es una forma de naturalizar relaciones de poder sexual asimétricas.

Ya es tiempo cuestionar incluso las cosas aparentemente mundanas de nuestras vidas, como los alimentos que consumimos. La doctora A. Breeze Harper, creadora del proyecto Sistah Vegan, afirma: “Sencillamente, no puedo ver la comida como un ‘objeto cotidiano mundano’. Comprendo los significados aplicados a la comida como algo que representa las ideologías de toda una cultura en torno a todo. Por ejemplo, la comida puede decirme las expectativas de una sociedad respecto a la sexualidad, los roles de género, las jerarquías raciales de poder y capacidad”.

Comprometerse con cuestiones críticas sobre nuestras dietas, así como revisitar los cuerpos de los que hablamos en la teoría feminista, es uno de los primeros pasos para descolonizar las mentes y cuerpos del patriarcado de la supremacía blanca.