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El boxeador vegano olímpico Cheavon Clarke reveló cómo su alimentación basada en vegetales ayuda a su rendimiento atlético y por qué no intenta llevar su estilo de vida a los demás.
El boxeador británico de 30 años nacido en Jamaica consiguió una medalla de plata en el Campeonato de Europa de 2017. Al año siguiente, obtuvo medallas de bronce en los Campeonatos de la UE de 2018 y los Juegos de la Commonwealth de 2018. En 2019, Clarke logró una medalla de bronce en los Juegos Europeos. Este año lo intensificó nuevamente cuando compitió en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en el peso pesado masculino (81-91 kg).
Su creciente lista de logros ha atraído una merecida atención. Además de hablar de todo lo relacionado con el boxeo, Clarke ha promovido el movimiento de la alimentación basada en vegetales en los principales medios de comunicación, algo que dice que le resulta fácil. “Ha sido bastante natural porque es algo que hice de todos modos. Creo que ha sido bien recibido, no he intentado empujarlo hacia abajo para que la gente esté dispuesta a escuchar”, comentó el deportista.
Clarke adoptó una dieta libre de productos animales en octubre de 2018. “Un día estaba comiendo carne y al día siguiente dije que había terminado con la carne, los lácteos y todo eso. Y luego partió de ahí”, dijo. El cambio sorprendió a algunos, dijo. Pero Clarke asegura que la dieta le funciona bien, mejorando su digestión y los tiempos de recuperación. “No hay mucho tiempo entre entrenar, descansar, comer y volver a entrenar. Entonces, poder comer algo, digerirlo, descansar un poco y volver a empezar. Es genial. Antes, cuando comía carne, eso tomaba mucho más tiempo”, dijo.
Algunas personas se aferran a la narrativa de que “los hombres de verdad comen carne”. A eso, Clarke dice: “Ven y haz tres rondas conmigo en el ring… No, estoy bromeando”, aseguró. “Todo el mundo tiene derecho a tener su opinión y no me corresponde a mí intentar corregirlos. Simplemente hago lo que hago y verán los resultados. Y luego tienen que controlarse a sí mismos”.
Él cree que este enfoque puede alentar a las personas a probarlo por sí mismas. “Creo que cuando intentas empujar las cosas en la cara de la gente, obtienes la reacción opuesta. Mientras que, si predica con el ejemplo y simplemente hace lo suyo, es más probable que la gente pregunte ‘oh, ¿por qué está haciendo eso?’ y realmente pruébalo. Y esa es la oportunidad de mostrarles por qué es bueno“.
